Fragmento de un manuscrito hieroglifico conservado en la Biblioteca Real de Dresde. Reproducción imprenta de Langlois. |
En 1811 Alexander von Humboldt se enteró de la existencia de
un códice de la época colombina por parte de Carl Böttiger en una publicación de arqueología. El valor del documento lo animó a realizar
una copia de unos fragmento en una de las láminas publicadas en su famosa obra
"Vues des cordillères, et monumens des peuples indigènes de l’Amérique".
La copia consiste de 5 páginas.
Copia de las páginas 47 y 48 del Códice de Dresde. |
Las 5 páginas no son consecutivas siendo el primer fragmento de dos páginas 47/48 correspondientes a tablas de Venus y la segunda de 3 páginas 50, 51 y 52. Correspondiente a la transición entre las tablas de Venus y tablas Lunares y de eclipses.
Copia de las páginas 50,51 y 52 del Códice de Dresde. |
Esta transición y vinculación entre las tablas de Venus y de la Luna y de eclipses no es de sorprender ya que los mayas creían que era Venus que mordía sea a la Luna o al Sol produciendo los eclipses transformado en hormiga, jaguar, iguana, perro o serpiente con la finalidad de devorar los objetos celestes.
Detalle del Dios N de la página 48. |
Podemos fácilmente identificar al Dios N o Dios Iztam Tuun quien sostenía el cielo, también relacionado con los cuatro vientos de las cuatro direcciones . Este está sosteniendo una sonaja de calabaza y está sentado sobre las banda del cielo, además tiene como tocado el glifo haab (Año).
Glifo solar detalle de la página 52. |
En este detalle observamos el glifo del Sol ubicado entre dos campos, uno blanco y otro negro que representa la idea de un ocultamiento. En esta escena en particular el sol extiende varillas diagonales decoradas con flores asociado al camino o paraíso de flores por donde el sol tiende a desplazarse. Encima de ella tenemos la banda celeste con los símbolos lagarto y Sol.
La producción de este atlas fue supervisada de cerca por Humboldt, desde los detalles más pequeños hasta la serie general. Muchas de las placas de aguatinta se basaron en sus propios dibujos. Él supervisó personalmente el color para asegurarse de que fuera preciso.
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