lunes, 6 de abril de 2015

EL MUNDO MÁGICO DE LOS MAYAS DE LEONORA CARRINGTON


Esta obra pintada por Leonara Carrington nacida en Inglaterra y nacionalizada mexicana fue realizado para un concurso de arte para el INAH con motivo de la re-inauguración de la Escuela Nacional de Antropología é Historia (ENAH) en 1963. Para ello Leonora Carrington pasó 6 meses al sur de Yucatán estudiando las diversas practicas religiosas y tradiciones de la cosmovisión Maya. Este cuadro surrealista rico en simbolismos y significados prehispánicos da como resultado un de sincretismo cultural. 

El cuadro plasma una escena común en las comunidades indígenas mayas que rescata diversos aspectos del mundo precolombino como la religión, la astronomía, la medicina tradicional y la relación del hombre y las diversas fuerzas que rigen su entorno natural, dando un discurso histórico-filosófico complejo de la visión de la tradición europea celta y mexicana de respeto y coexistencia con la naturaleza.

La pintora plasma desde su óptica cultural el aspecto astronómico relacionándolo con el impacto cotidiano de los astros sobre  el quehacer ordinario como un medio para medir y ordenar sus actividades cotidianas y por otro lado el de vincularlo a sus creencias religiosas. Los mayas sobresalieron en el estudio y comprensión de los fenómenos astronómicos principalmente orientado a su intereses científico-religioso para ello se esmeraron en construcciones y edificios dedicados a su observación.

La mayoría de sus deidades estuvieron relacionadas con los diversos planetas que estudiaron, teniendo como elemento central el planeta Venus,  Kukulcan la deidad tutelar en el mundo maya por ser responsable de la creación del mundo. "Este ser mítico tiene vida propia en las tradiciones ancestrales y modernas, desde épocas que se remontan al inicio de la agricultura, donde es la personificación misma del mundo rural y la vida aldeana" (Blas Huerta 2002). Según el Popol Vuh durante la segunda creación del mundo donde esta deidad ejercerá el papel de dios Sol hasta que la humanidad es destruida por una catástrofe natural. Al terminar dicho periodo bajará al inframundo para buscar los huesos del dios de la muerte, y a través de una infusión de su sangre dará vida a los seres humanos. Este mito cultural ha sobrevivido al proceso de evangelización emprendido por la conquista española, mutado y pervivido dentro del imaginario colectivo de la población.


El Mundo mágico de los mayas está constituido por un escenario de carácter abierto en el cual se puede aprecia una comunidad indígena rodeada por un amplio paisaje montañoso y cuyo cielo alberga un sol parcialmente cubierto por las nubes, lo cual da por resultado una poderosa tonalidad rojiza que abarca el espacio y da la sensación de encontrarnos al final de la jornada de trabajo diaria. Bajo este cielo rojizo podemos apreciar una larga cadena montañosa en medio de la cual podemos observar que se alzan una serie de cruces y en la parte superior de dicha cadena, se alza un enorme Tótem cuya apariencia asemeja a las mascaras funerarias mayas.


Así mismo el lado izquierdo a la altura de las nubes podemos observar una serie de diversos animales (entre los cuales se aprecian venados un par de conejos y jabalís) que se encuentran volando por encima de las montañas, los cuales dan la impresión de dirigirse a la parte central del cuadro y los cuales a su vez, parecen estar siendo seguidos de cerca por una misteriosa esfera flotante de color azul turquesa. En la parte inferior del lado izquierdo encontraremos una serie de pequeñas chozas junto a un bosque donde al pie de los arboles que lo componen y sobre saliendo de la superficie de la tierra encontramos el misterioso rostro de un hombre con una ligera expresión de angustia o dolor.


Al lado de las chozas se encuentra una pequeña capilla afuera de la cual se encuentran reunidas una serie de mujeres alrededor de un hermoso caballo blanco, también podemos ver que alrededor de la capilla se encuentran una serie de personas realizando diversas actividades relacionadas a la vida en el campo al borde de una inmensa grieta en el suelo, finalmente por encima de la capilla se aprecia un brillante arco iris que nace en su techo y cubre el centro del poblado hasta desaparecer entre las montañas; el cual está siendo cruzado por lo que parece ser el espíritu de tres niñas vestidas de blanco.


En la parte central del cuadro se aprecia lo que parece ser la iglesia central del pueblo, una catedral cuya arquitectura de tipo colonial es notable gracias a las dos inmensas torres laterales enmarcadas por el águila bicéfala y la cual sin duda hace referencia al antiguo imperio español en América, al lado de la catedral se apreciar una procesión que ha salido de la capilla lateral y la cual va encabezada por la figura de una virgen, la cual parece dirigirse a la pequeña capilla que se encuentra del lado izquierdo de la escena. En la parte superior de la catedral podemos apreciar un ave que asemeja a un quetzal de color azul turquesa y que se encuentra posado en el techo del lugar y que comparte el cielo con una serpiente emplumada de color similar al quetzal y cuyas formas asemejan más a una serpiente marina; finalmente al lado de la misma apreciamos una representación del planeta Venus en forma de una estrella brillante .


A un costado de la catedral y un poco alejado de la misma, se aprecia una choza de paja y cuyo interior puede ser visto por el espectador, se encuentra un hombre arrodillado frente a una cama donde yace un hombre (posiblemente enfermo) y el cual es atendido por una mujer de la comunidad y de rasgos claramente indígenas; esta escena pareciera tratarse del consultorio de un curandero de la localidad. Cercano a esta pequeña choza encontramos un enorme árbol de color blanco sin hojas, en el caso particular de los mayas lo era la ceiba o yaxché, cuyas raíces atravesaban el subsuelo y une al mundo superior con el inframundo y cuyas raíces parecieran estar llegando hasta el centro de la tierra, mientras en sus ramas se aprecia como una parvada de aves tipo lechuza comienzan a posarse y las cuales parecen estar saliendo de un monte rodeado por arboles y situado en la esquina derecha del cuadro y al lado del cual se aprecia una gran estela blanca y cuyas formas recuerdan a la figura de Kukulcan; que en lengua maya significa serpiente emplumada.

Finalmente en la parte inferior del cuadro se puede apreciar también el nivel subterráneo del pueblo (la cual asemeja a una serie de grutas o cuevas) y que constituye sin duda alguna, la parte más compleja e interesante del trabajo plástico. En el extremo izquierdo de la composición se puede apreciar una enorme cabeza de jaguar en un claro estado mortuorio y a la cual le hace falta el ojo izquierdo, a su lado se encuentra lo que parece ser un mono con cabeza humana, así como una serie de cavernas llenas de diversos seres fantásticos que corren a lo largo del aparte inferior del pueblo; finalmente en la parte extrema derecha se observa a una misteriosa pareja de seres antropomorfos con caras de lechuza, los cuales se encuentran cerca de las raíces del árbol blanco observando cómo juegan un par de panteras alrededor de dichas raíces.

ENLACES

Las descripción del cuadro es extraído del articulo

Gallegos Hernandez, Carlos : La Herencia prehispánica y el arte contemporáneo: Leonora Carrington y el Mundo Mágico de los mayas. 


Visita multimedia del oleo